Fin de una de las etapas en el Rally Clásicos del Atlas.

Rallyes de clásicos, una forma de competir, viajar, y disfrutar, por muy poco dinero

No cabe la menor duda que en los últimos años ha aumentado considerablemente la afición al mundo de los clásicos y su utilización en pruebas tipo rally, ya sean de tipo solidario o de competición, o una mezcla entre ambas, que tienen como escenario tierras africanas.

Los motivos de este auge son varios. En primer lugar nos encontramos ante una modalidad deportiva «económica» y lo ponemos entre comillas ya que, como en todo, al final dependerá de lo que queramos gastar, y esta, como cualquier otra afición se puede terminar convirtiendo en un verdadero «pozo sin fondo».

Son pruebas muy divertidas y en las que las dosis de aventura, compañerismo y capacidad de superación están a flor de piel desde el minuto uno.

No necesitan de grandes preparaciones, ni físicas, ni en el vehículo, lo que hace que estén a la altura de casi cualquier persona, además, por regla general son bastante seguras y en muchos casos no necesitan de una licencia federativa.

Además tenemos la posibilidad de adquirir vehículos antiguos en relativamente buen estado y a precios muy asequibles, ya que son coches que prácticamente han terminado su vida útil «convencional» y que nadie compraría para un uso normal.

Estos vehículos «antiguos» y «obsoletos», vuelvo a utilizar las comillas, son los ideales para la práctica de los rallyes de clásicos.

Para introducirnos en la modalidad primero tendremos que tener claro hasta qué punto «queremos sufrir», bueno o «queremos disfrutar», según el punto de vista.

Me explico, no es lo mismo hacer un rallye de clásicos por el desierto con un Renault 4, sin aire, sin dirección asistida, sin potencia, sin confort, con tracción delantera, y entrando polvo por todos los lados, que en un Suzuki Vitara, que cuenta con todos los antes mencionados elementos y que nos permitirá realizar un viaje bastante más cómodo y confortable.

A partir de aquí cada uno decidirá que dosis de aventura necesita, hasta qué punto está dispuesto a «sufrir» o «disfrutar», según se mire.

En la elección del coche suelen entrar varios factores, uno de ellos es el «factor destino», el coche que se cruza en tu destino, el que pertenece a un vecino, o ves en un compra venta, o con un cartel de se vende en la calle, «factor romántico», ese coche que tuvo tu padre, o con el que soñaste de pequeño, o que siempre te llamó la atención, «factor práctico», ese coche que cumple todos los requisitos para una aventura a tu medida, y que es el que estás buscando y que no pararás hasta encontrar.

Si eres del último grupo, y todavía no te has decidido, deberás de tener en cuanta varios factores:

  • Tipo de carrocería: Turismo o todoterreno.
  • Tipo de tracción: 4×2 (delantera o trasera) o 4×4 (con o sin reductora).
  • Tipo de Combustible: Gasolina (carburación o inyección) o diésel.
  • Nivel de equipamiento.
  • Capacidad interior.
  • Año de fabricación.
  • Posibilidades de reparación en África.

Lógicamente si te decides por un Renault 4 de la década de los 70; turismo, 4×2, gasolina, sin espacio interior, sin extras, «sufrirás» o «disfrutarás» más que uno que lo haga en un Range Rover de la década de los 80; todoterreno, 4×4, con reductora, diésel y full equipe. Aquí, como en todo, para gustos los colores.

Como todo es relativo, también hay que reconocer que si el Renault 4 se rompe, que es muy probable por la edad y porque hay que llevarlo al límite en todo momento, también será muy fácil de reparar en cualquier sitio y seguir la marcha, en contra, el Range Rover, si se rompe, también es un coche con años, será más difícil de reparar por su complejidad mecánica comparada con la del veterano Renault.

Cuando tengamos claro el vehículo tendremos que pasar al apartado de la preparación para afrontar una aventura africana con un coche con muchos años a su espalda.

Normalmente cada cada rally tiene definido por la organización y dentro de su reglamento la preparación necesaria y obligatoria para asistir a su prueba, preparación que por regla general suele ser la misma para casi todas las pruebas que actualmente se disputan.

Después tendremos la posibilidad, dependiendo de nuestro bolsillo y de nuestras ganas de, vuelvo a decirlo, «sufrir» o «disfrutar» más o menos, de aumentar o mejorar esa preparación.

Reportaje y fotos: Alejandro Triviño.

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