Del Nissan Patrol al Nissan Patrol GR, más cómodo, más ancho, y más potente, la evolución lógica del todoterreno japonés
El Nissan Patrol GR se ha convertido en la opción escogida por muchos aficionados y profesionales para realizar todo tipo de preparaciones, tanto para un uso de rutas y travesías, como para competición, no en vano la mayor parte de los equipos que participan en el Campeonato Extremo 4×4 lo hacen a los mandos de uno de estos veteranos vehículos.
Las amplias posibilidades de preparación, la robustez de la carrocería, la más que aceptable potencia que rinde el motor, y la acertada combinación de ejes rígidos en ambos puentes con amortiguadores y muelles son algunos de los factores decisivos a la hora de decantarse por estos veteranos vehículos.
Si hacemos un poco de historia el GR nace como la lógica evolución del Nissan Patrol, un vehículo que siempre destacó por su robustez y fiabilidad mecánica, pero que en los últimos tiempos se había quedado desfasado con respecto a sus competidores más directos de la época, el Land Rover Defender o el Mitsubishi Montero, por citar algunos, en lo que atañe a suspensiones y carrocería.
De esta forma el Nissan Patrol evolucionaba del modelo Top Line, el más equipado que se comercializaba por aquel entonces, al Nissan Patrol GR, respetando el propulsor, un RD28 turboalimentado, e incorporando dos importantes novedades, por un lado una carrocería ensanchada, que permitía alojar unas ruedas de mayor tamaño al mismo tiempo que mejoraba su apariencia externa, y por otro una suspensión que abandonaba definitivamente las ballestas que pasaban a ser sustituidas por los muelles.
Estos cambios se traducían en un mayor confort en orden de marcha y unas mejores prestaciones en general.
El inconveniente del Nissan Patrol GR se encontraba en que «engordaba» algunos kilos, lo cual lo penalizaba a la hora de circular por zonas de baja adherencia, o de afrontar pruebas trialeras, y en problemas de motor detectados sobre todo en las primeras unidades que veían como sus culatas sufrían «calentones» que se traducían en costosas reparaciones.
A esto había que unirle un elevado consumo de combustible que se situaba con facilidad en torno a los 16 litros.
A pesar de todo a día de hoy este vehículo se ha convertido en el favorito de muchos preparadores, ya que con algunas modificaciones se convierte en un rival dificil de batir en cualquier tipo de competición.
