De mítico todoterreno aventurero protagonista en el Camel Trophy, a vehículo de lujo con dudosa fiabilidad, así ha sido la evolución de Land Rover en el mundo del 4×4
Cuando en 1980 tres equipos alemanes se aventuraron a bordo de Jeeps en la Autopista Transamazónica, pocos se imaginaron que estaban dando forma a la leyenda del Camel Trophy, una prueba en la que se conjugaron elementos muy dispares como el afán de superación, la preparación física, el espíritu de aventura y compañerismo, y la habilidad en la conducción 4×4.
Tras esta primera incursión, año tras año fue creciendo el número de solicitudes que llegaban desde todo el mundo para asistir a las sucesivas ediciones que se irían disputando en escenarios tan exóticos como: Sumatra, Borneo o Sulawesi.
Al año siguiente de esta primera edición, es decir en 1981, el vehículo escogido pasó a ser el Range Rover, que en 1983 cedió el privilegio de convertirse en el todo-terreno más aventurero del Mundo al Land Rover Defender 90, con el que se disputó la prueba que tuvo como escenario El Zaire, mientras que en 1990 entraría en acción el Land Rover Discovery en el evento que se desarrolló en el Lago Baikal (URSS) en su versión de 3 puertas, y al año siguiente, 1991, para internarse en la impenetrable selva africana de Tanzania-Burundi en su versión de cinco puertas.
Al mismo tiempo que iba aumentando su fama de prueba dura que llevaba a hombres y a máquinas al extremo, también crecían las peticiones de participación mientras que las pruebas de selección se iban sucediendo en un buen numero de países aumentando el número de equipos participantes que llegarían a rondar la veintena.
Pero los tiempos, y para añoranza de muchos, poco a poco irían cambiando, y lo que era una prueba de conducción todo terreno al límite terminaría convirtiéndose en una multi-aventura, perdiendo protagonismo el 4×4 y apareciendo otras modalidades deportivas como el mountain bike o el piragüismo.
De esta forma, el Land Rover y con el la conducion off-road, irían quedando relegados a un segundo término.
Después de 18 años, y en 1999, Land Rover decidía apartarse definitivamente del mundo de la aventura, buscando nuevos segmentos y nichos de mercado, más glamurosos y donde si hay algo que no abunda, es el barro, los mosquitos y los ríos infranqueables.
Sin duda la apuesta de Land Rover por el Camel Trophy fue una brillante acción de marketing, posiblemente una de las mejores en el sector del vehículo 4×4, que consagró a la marca británica convirtiendo a sus vehículos en auténticos objetos de deseo para toda una generación que soñaba con un Land Rover pintado en amarillo Camel para disfrutar de la aventura.
Fotografías Alejandro Triviño, archivo histórico Revista Local 4×4.
