Conducción 4×4 en Barro Superficial
El barro superficial o arcilloso tiene un comportamiento muy parecido al que podemos encontrar en la conducción sobre nieve o hielo.
En este tipo de barro el problema no es tanto el atascarnos, como en el caso del barro profundo o en el blando, sino la pérdida de tracción provocada por la falta de adherencia de las ruedas, ya que éstas tienden a «embotarse», llenarse de barro de manera que los tacos pierden su función, y por consiguiente el vehículo puede quedar inmovilizado.
Además, en el caso de zonas con pendiente es realmente peligroso, puesto que nuestro automóvil podría desplazarse sin control, incluso teniendo el freno pisado. Por lo tanto, en el caso de que tengamos barro superficial, algo de pendiente y una fuerte caída (barranco o similar), lo mejor es desistir del paso por esa zona y buscar una pista alternativa.
En general, el barro superficial más peligroso es el de color rojizo, que es extremandamente deslizante.
Para evolucionar sobre este tipo de barro, mantendremos una velocidad moderada, evitaremos los acelerones bruscos, y, en el caso de que la parte trasera del vehículo tienda a adelantarnos, giraremos el volante en la dirección del derrape y daremos un suave toque de acelerador hasta que se enderece sin tocar en ningún momento el freno para evitar hacer un trompo, tal y como haríamos en caso de circular sobre hielo.
Si hay pendiente y el vehículo empieza a desplazarse lateralmente, giraremos la dirección ligeramente hacia arriba y daremos suaves toques de gas para que las ruedas «muerdan» el terreno y vayan avanzando.
En este tipo de barro las ruedas finas, altas y con tacos son las mejores, ya que tienden a «clavarse» y buscar el suelo duro, mientras que las más grandes y lisas son las más propensas a perder tracción ya que literalmente «flotan» sobre el barro.
Texto y fotografía: Alejandro Triviño