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Transylvania Adventure Trophy 2003

Con el objetivo de vivir nuevas experiencias fuera de nuestras fronteras, conocer la naturaleza de la mítica Transilvanya y tener contacto con la organización de pruebas de carácter Trophy, el equipo Ursus-Oliva España, apoyado por el club organizador de la Sursalvaje, Andalucía Oriental, conseguía al fin tomar parte como participantes en una prueba tan llamativa como apasionante que les depararía un espectacular final.

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El equipo se formó finalmente con dos vehículos de competición y dos de asistencia, el Nissan Patrol 2.8 del equipo Ursus con los hermanos Alberto y Paco Martín Loro del Ejido (Almería) y el segundo coche otro Nissan Patrol 3.3 del equipo Alcoy 4×4 pilotado por Jorge Gonzálbez Catalá (Alcoy) y copilotado por Tomás Miramón “Zorro”. La asistencia la realizaron Antonio López y Luije Carretero en un Nissan Patrol GR (Suahlsa) y un Nissan Terrano particular.

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Tras varios meses de previsión y preparación, Andalucía Oriental y el club organizador de la TAT 2003, Off-road Adventure Romania, acordaron el intercambio de inscripciones gratuitas para los primeros clasificados en sus respectivas pruebas, y de esta manera fomentar el desplazamiento internacional de equipos así como la relación entre participantes y organización que siempre es satisfactoria.

El día 24 de Junio salió la expedición con los dos coches que competirían y uno de asistencia, los tres iban en el interior de un camión frigorífico cedido por la empresa FRISCOBI SRL y tras él un coche en el que viajaban cuatro participantes. Recogimos a Jorge y su vehículo en Alcoy y al Zorro en Valencia, procedente de Madrid (fue avisado esa misma mañana de la plaza vacante dentro del equipo y sin pensárselo dos veces dada la importancia de la aventura no dudó en unirse). Hicimos noche en la carretera, en una de las interminables estaciones de servicio que visitamos, ya que acordamos que se conduciría de día y descansaríamos de noche, respetando las normas de conducción del camión.

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Atravesamos España, Francia, Italia, Austria, Hungría y finalmente Rumania, haciendo un total de 3500 Km en los que no hubo inconvenientes a nuestro transporte dentro de la Comunidad Económica Europea, quizás destacar en Francia el control por parte de la policía que introduciría en el camión un perro intentando detectar drogas. Cuando sí llegaron los problemas fue en la frontera austriaco-húngara (en la que se sale ya de la comunidad), donde tras dos horas de demora, tuvimos que bajar los coches del camión y pasarlos rodando con sus respectivos propietarios, esto fue motivado por la imposición de pagar una tasa por transporte con la que no contábamos. Una vez cruzada la frontera volvimos a introducir los vehículos en el camión para atravesar Hungría, pasamos por Budapest, y cruzamos el Río Danubio llegando el viernes 27 Junio al mediodía a la última de nuestras fronteras, la húngaro-rumana. En esta tuvimos ya una retención de medio día y la causa fue la falta de un papel que autorizara el transporte dentro de Rumania al camión que nos facilitaba el transporte. Tras una larga lista de consultas telefónicas (al Ministerio de Transportes en España, a la organización de la TAT 2003, alguna empresa amiga en Rumania y la propia Embajada española en Hungría) tomamos la decisión de bajar los coches, pasarlos nuevamente rodando y dejar el camión en Hungría, concretamente en un parking de Budapest, para lo cual algunos tuvieron que retroceder 200 Kms  separándose de los componentes que tenían que competir.

Una vez resueltos estos problemas, el sábado noche todos los componentes del equipo nos reunimos en Deva, ciudad situada al sur de la región de Transilvanya y gobernada por un antiguo castillo medieval, uno de los que tanto definen esta zona de Rumania.

La Transilvanya Adventure Trophy comenzó el domingo 29 de Junio, con verificaciones no muy exigentes y Briefing de bienvenida e información en la instalaciones del hotel Sarmis. Destacar aquí la atención por parte de Gabriel Nicolae, miembro del club organizador y participante en esta nueva edición de la TAT, que en todo momento estuvo con los representantes españoles traduciendo y explicándonos todo lo referente a reglamentación de la prueba e información en general.

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Por la tarde comenzó la prueba con una prueba tipo trial en un área de recreo donde se dieron cita multitud de aficionados, allí competirían los vehículos por individual y luego sumarían sus tiempos, obteniendo aquí el número de dorsales según los puestos conseguidos y la posición de salida para el rutómetro que sería el verdadero comienzo el lunes por la mañana.

Obteniendo el mejor puesto, los dorsales 1 y 2 fueron para los españoles Alberto y Jorge, seguidos por dos Mercedes G capitaneados por Silvio de la ciudad de Arad, también es de destacar la posición de los alemanes que consiguieron el cuarto puesto con dos Mercedes G, uno de ellos un 5000 V8 pilotado por Félix. El equipo formado por los hermanos Tiberio y Libio y claros favoritos decidieron reservar mecánicas y no luchar por posición de salida, ya que los primeros equipos serían los que abrirían paso.

El lunes, y por orden de dorsal tomaron la salida todos los equipos, con rutómetro en mano y con la inclusión en éste de cinco pruebas especiales, las cuales fueron siendo superadas por los primeros equipos sin problemas. Son de destacar la primera prueba y la segunda, en la primera únicamente el coche de Alberto subió a pelo, ya que el terreno se degradó demasiado y se formó una interminable cola de participantes; y en la segunda, una fosa de fango exigía un tiro de Winch larguísimo que hizo que el equipo Ursus-Oliva España se aliase con los alemanes capitaneados por Félix para obtener uno de los  mejores tiempos. Y sin aún haber abandonado la especial, el coche de Jorge ayudó al primer clasificado rumano a pasar el primero de sus vehículos, obteniendo un bonus por “Espíritu de Equipo”.

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La sorpresa del día vino en la última especial, donde… bajo un bosque frondoso de altos árboles se daba la posibilidad de seguir dos recorridos, uno con 1500 puntos y otro con 500, ambos consistían en una bajada de barrancos en los que primaba la limpieza de árboles caídos y el uso de cabrestante trasero debido a la inclinación que al caer todo el peso sobre el eje delantero provocó un sufrimiento intenso a las direcciones de los vehículos. El equipo español escogió la segunda opción, y pese a eso, el coche de Alberto se apoyó contra un tronco y rompió una homocinética y la luna parabrisas, pero esto les sumó 500 puntos a los agregados por abrir paso. La primera opción llevaba a equipos como el de Tiberio o el equipo nacional de Aro al paso de un escalón en plena bajada de barranco de unos seis metros en vertical, para lo cual tuvieron que proceder a la tala de árboles y así poder adecuar una rampa en la cual pudieran apoyar sus ejes para lentamente y con el uso de winch delanteros y traseros poder llevar a cabo la bajada por ese increíble salto. Acabando la zona, el equipo español dió un recital cuando el coche de Jorge Gonzálbez en plena poza de agua se quedó acostado literalmente y tras una espectacular maniobra de rescate consiguieron finalizar la zona.

Dada la dureza del primer día hubo equipos que no lograron ni terminar dos de las cinco especiales. Lo que hizo que el martes la joven organización se viese obligada a neutralizar la siguiente jornada, en la que una gran cantidad de equipos acabarían de completar el recorrido del primer día. En el pantano de Chinchis y perteneciente a la ciudad de Huneduara el equipo español revisó y volvió a acondicionar el material en los vehículos de competición destacando el cambio de la cadena a la motosierra debido al intenso trabajo de limpieza de árboles caídos en los barrancos atravesados.

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La jornada del miércoles comenzó con la publicación de la primera clasificación oficial en la que el equipo español, tras su buen hacer, ocuparían la primera posición destacándose por encima de el segundo clasificado que era el equipo de los hermanos Tiberio y Libio con Toyota Land Cruiser y Range Rover Corto, seguidos por el equipo capitaneado por Silvio con un Mercedes Pick-up. Esta jornada se caracterizaría por un rutómetro con pasos a través de una intensa vegetación, en la que el recorrido se hacía dudoso y eran frecuentes los encuentros con equipos que andaban buscando la salida a la primera de las dos especiales del día. Otra vez encontrarían una bajada vertiginosa de un barranco en la que invirtieron un total de cuatro horas y que se caracterizaba por el enorme tamaño de las piedras que lo conformaban, destacando un escalón de unos tres metros en el que los equipos unificaron fuerzas y pudieron construir una rampa por la que descenderían los vehículos con uso de winch y siempre apoyando los ejes del vehículo en los troncos acostados sobre el gran escalón. En esta jornada hemos de destacar la rotura de las barras de dirección de ambos coches que, al igual que las dos ruedas que finalmente desllantaban debido al intenso sufrimiento al trabajar siempre cuesta abajo y forzar las direcciones. Finalmente acabarían junto a la luz del día con otra especial en la cola del pantano de Chinchis donde andarían trescientos metros sobre el lecho de un río con una salida de arena muy pronunciada en la que utilizarían cabrestante con reenvíos para poder sacar los dos vehículos fuera del cauce, y donde prestaron ayuda a otro equipo para rescatar su coche, demostrando, una vez más, el gran espíritu de compañerismo de los españoles.

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El jueves ya, con el equipo español más tranquilo habiendo incrementado un poco más su diferencia por sumar puntos al abrir camino y conseguir menos tiempo al trabajar más tiempo con luz solar, el rutómetro los conduciría a otra “Speciála” como se pronuncia en rumano, donde otra vez los equipos, ya seleccionados por el intenso trabajo de las anteriores jornadas trabajarían intensamente desde las tres de la tarde hasta las diez de la noche, en una vaguada de tierra con enormes raíces donde hubo que emplear la motosierra y trabajar tanto pilotos como copilotos sin descanso y sin parar para comer ya que la supervivencia primaba terminar sobre alimentarse. En esta bajada el equipo español hizo maniobras de auténtica belleza, para librar la presencia de un árbol en mitad justo del barranco y sortearlo por un lado, tuvieron que colgar literalmente los carros con el winch delantero y con dos poleas a árboles (una situada a las dos y otra a las cuatro), enganchando nuevamente el cable a las barras antivuelco de los coches, quedando únicamente las ruedas derechas que con los bloqueos, lo cual permitía el avance de los vehículos. Más adelante, y en una V, prácticamente imposible, antes de un escalón de dos metros y medio, ambos coches resbalaban y sufrían tremendos daños en la chapa, pilotos, tubo de admisión…. Esa noche acampamos en Sermizegetusa, pueblo con ruinas romanas de enorme valor histórico y elevada belleza.

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El día siguiente se caracterizó por el rescate matutino de un Mercedes del equipo rumano con dorsales 5 y 6 donde en la subida de una rampa, donde únicamente subieron sin ayuda externa los españoles, del rutómetro del día anterior, tuvo que maniobrar y cayó rodando con tres vueltas de campana, y al hacerse de noche la organización optó por posponer la salida del día siguiente hasta el mediodía aprovechando la mañana para su rescate. En la especial del viernes, había una prueba relativamente fácil y de bastante concurrencia en la barriada de Hobitsa y perteneciente a Sermizegetusa, donde volvería a descender por una inclinadísima pendiente y utilizando las extensiones del cable de cabrestante y eslingas de seguridad previniendo cualquier rotura de los cables que sufrían gran tensión, y fue aquí donde el coche de Jorge en una maniobra de sujeción al coche de Alberto sufrió avería en el eje delantero que se definiría en su desmonte y reparación.

Esa noche de viernes y no sin antes vivir una tormenta de viento y agua sin verla venir y al más puro estilo de las películas que contaban las historias del Conde Drácula, nos dirigimos todos en caravana al centro del parque natural de Retezat, en un marco increíble, de montañas escarpadas de piedra y a la vez cubiertas de vegetación, con muchísima humedad y bosque altísimo, comparando este marco al más típico paisaje canadiense pasamos la noche en un área de acampada perteneciente a la casa de turismo rural Rotonda y en propiedad del director de la prueba Virgil que en todo momento nos mostró su hospitalidad y acogida.

Esa misma noche y estudiando el final de competición, el equipo de Tiverio y los equipos españoles llegaron a un acuerdo ya que era absurdo meter los dos coches debido a la suficiente ventaja de los españoles para hacerse con el primer puesto y amistosamente se acordó meter un coche de cada equipo. Pero viendo la intención de los demás equipos de competir y satisfacer a interesados, organizadores y fotógrafos, el sábado nos dirigimos a una especial sencilla, consistente en completar doscientos metros de río en el que peligrarían las barras de dirección por la cantidad de piedras, y la propia integridad de los participantes que dado al día lluvioso y las posibilidades de lluvia intensa podrían hacer crecer la corriente y complicar la situación. Fue el equipo de Tiberio el que comenzó, y sólo con un coche por equipo y seguido por el coche español y Silvio completaron el recorrido y repartirían por igual la puntuación del último día de prueba.

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La última noche que pasaríamos todos juntos en Rotonda será inolvidable, donde el equipo griego, nos hizo degustar una barbacoa en la que puso hasta su música, y donde el cordero, el vino y las carcajadas se harían hasta altas horas de la mañana. Y ya el domingo por la mañana y pensando en equipos como el nuestro se entregaron los premios quedando la clasificación de la siguiente manera:

  1. Equipo español
  2. Club Off-road Romania (equipo de Tiberio)
  3. Equipo de Silvio de Arad
  4. Equipo alemán capitaneado por Félix

Este sería el fin de la prueba y el principio de la vuelta a casa, donde nos aguardaban 3500 Kms. y tres día y medio de carreteras y suelos duros para dormir, pero que finalmente nos dejarían un gran sabor de boca al haber conocido parajes incomparables, una organización joven pero llena de buenas intenciones y apuntando alto, amigos como Gabriel Nicolae que en todo momento seguiremos en contacto con él y él con los avances técnicos y mecánicos de los coches de Alberto y Jorge, y sobre todo nos quedaremos con esa experiencia en las que seis personas hicieron todo lo posible por llevar a un final feliz esta pequeña gran aventura.

Nadie en la historia del 4X4 Extremo ha conseguido una victoria como la nuestra en una prueba internacional y tan temida en España como la Transylvania Trophy.

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