Cuando en el año 1996 el Dakar se tuvo que rendir al barro de Granada
Hacer el seguimiento de una prueba automovilística no siempre es fácil, y si encima está relacionada con el mundo del todoterreno ya hay muchas posibilidades de que resulte complicado, y si por si fuera poco la prueba de la que hablamos es el Rally Dakar y se celebra bajo una intensa lluvia, entonces resulta que las dificultades aumentan considerablemente.
A finales de 1995, más concretamente del 27 al 30 de diciembre, tuvimos que cubrir la salida del Rally Granada Dakar 1996, con el fin de obtener material gráfico que sería publicado en el número 16 de Revista Local 4×4, así como obtener imágenes para el programa del motor que se emitía en 340 Televisión.
Si hacemos un poco de memoria, la primera vez que el Dakar visitó Granada fue en 1994 (París – Dakar – París), aumentando al año siguiente su protagonismo en la prueba africana y consiguiendo en 1995 ser la cabecera de la prueba, desbancando a la capital francesa y pasando a denominarse Rallye Granada – Dakar.
Un año después, en 1996, en la edición número 18, conseguía continuar siendo el punto de partida del rally al tiempo que contaba con tres pruebas especiales, dos de las cuales tendrían como escenario la antes mencionada base aérea de Armilla: Una de aceleración, algo sin precedentes hasta ese momento en el Dakar que se celebró bajo una incesante lluvia y que sirvió para determinar la parrilla de salida del día siguiente, otra de tipo etapa especial que comenzó con retraso ya que el abundante barro que había en la pista se convirtió en una verdadera trampa en la que quedaban atascados los potentes vehículos, más pensados para el desierto que para pelear con el fango, y una tercera etapa especial de 75 kilómetros entre las localidades de Huétor Tajar y Loja que a la postre tuvo que ser suspendida ante la imposibilidad de que los vehículos pudiesen circular por las pistas, ya que la cura de humildad del día anterior, con motos caídas, vehículos atascados, y posiblemente más de un resfriado por la lluvia, había dejado claro que mejor esperar a pisar tierras africanas para seguir con la competición.
A pesar de todo, los que nos desplazamos con nuestros todoterrenos para hacer el seguimiento de la prueba, decidimos adentrarnos en el recorrido de la etapa especial, levantar un libro de ruta, que posteriormente sería publicado en el número 16 de Revista Local 4×4, y buscar los mejores puntos para, en el caso de que se disputase la etapa, pudieramos obtener, esta vez sin estar bajo la atenta mirada de la televisión francesa, las mejores imágenes.
En ese momento, y para pelear con el barro, contaba con un Lada Niva 4×4, al que recientemente se le habían motando unas espectaculares ruedas BF Goodrich All Terrain, de lo mejorcito de la época, las cuales fueron sometidas a una dura prueba, y, posiblemente, gracias a ellas y al buen hacer del vehículo de origen soviético en terrenos blandos, conseguí realizar todo el recorrido sin que en ningún momento quedase atascado.
Fue tal el grado de dificultad que nos encontramos en la realización de la etapa, y antes de saber que iba a ser neutralizada, que esa tarde, y ante la imposibilidad de salir de las pistas embarradas al caer la luz, decidimos pasar la noche en los vehículos, algo que no era la primera vez que nos ocurría, y esperar las primeras luces del día para continuar nuestro camino hasta conseguir llegar a alguna carretera.
La noche, rodeados de barro, sin poder encender fuego, dentro de los vehículos y bajo una fuerte lluvia, fue larga, pero, como decíamos en aquel entonces, «la aventura es la aventura».
Ese año la victoria final en el Granada – Dakar 1996 fue para los franceses Lartigue y Perin, seguidos por Wambergue y Gallagher, los dos equipos con Citroën ZX Rally Raid, siendo la tercera posición para Fonteney y Musmara, con Mitsubishi Pajero.
El primer equipo español en pisar la línea de meta en el Lago Rosa fue el formado por Salvador Serviá y Puig, que lo hicieron en quinta posición, también con Citroën ZX Rally Raid, mientras que Miguel Prieto y Olave, con Mitsubishi Pajero largo, entraban en la posición número 11.
Texto y fotos: Alejandro Triviño.